Desde la vida que nos lleva inevitablemente hacia su borde
más extremo que es la muerte
Desde el origen de muchos que no hayan territorio donde
refugiarse y sobrevivir
Desde tantos que buscan y corren topándose
incesantemente contra las fronteras políticas y económicas
siempre ajenas y excluyentes
Desde el espejo que no nos reconoce, que duda, vigila,
desconoce y deforma
Desde los espejos que no incluyen identidades y géneros
más allá de clasificaciones y discriminaciones obsoletas
Desde el hogar donde priva la violencia de quien ha tomado la
batuta, cuál puñal
para marcar arbitrariamente las fronteras que definen su
poder como pequeño patriarca que se ejerce a costa de la
vida de mujeres y niños que lo habitan en su mayor fragilidad.
Desde las comunidades más sabias y congruentes que han
tenido que marcarse y esconderse para defender su sitios
sagrados y salvar al mundo de la barbarie a la que nos ha
llevado la lógica de la avaricia y el consumo desmedido